La formación de los docentes constituye uno de los pilares que sustentan la transformación que propone la Ley Federal de Educación.
El objetivo de dicha formación es instrumentar a los futuros docentes para que sepan enseñar, y tratándose de Lengua y Literatura, será necesario también que los diseños curriculares contemplen dos tipos de saberes, en tanto la lengua es mediadora en todo proceso de apropiación de saberes de toda índole: un saber disciplinar, que involucra el aprendizaje de conceptos, procedimientos y actitudes atinentes al sistema de la lengua, de las estrategias para comprender y producir textos y del análisis de la literatura; y un saber sobre la enseñanza y el aprendizaje de la comprensión y la producción de textos orales y escritos, literarios y no literarios, que atienda los diferentes aspectos y facilite el diseño, la planificación, la conducción y la evaluación de las actividades de enseñanza y aprendizaje.
Resulta importante que los futuros docentes desarrollen sus propias competencias lingüísticas y comunicativas, a través de la práctica de los usos formales de la lengua y de la utilización de estrategias para desarrollar la comprensión lectora y la producción escrita.
Asimismo es necesario que adquieran conocimientos teóricos sobre la enseñanza y el aprendizaje y la práctica de la lengua en sus diversos niveles.